II Ciclo en Ciencias Sociales para Educación de Adultos

Clase 9: El Feudalismo y la Estructura Social de la Edad Media

15.10.2009 09:35

El Feudalismo

Después de la Caída del Imperio Romano de Occidente se produce un momento de inestabilidad que sólo se recupera con la llegada al poder con la Dinastía de Carlo Magno(742 al 814 d. C). A su muerte siguieron otras conmociones, producidas en gran parte por las nuevas migraciones e invasiones (de vikingos, eslavos, húngaros, etc.), lo que trajo consigo el debilitamiento del imperio Carolingio, ya que sus sucesores no fueron capaces de administrarlo.

La casi desaparición del imperio amenazó con sumir a Europa en una situación de anarquía, en la que se dieron transformaciones generales de tipo económicas, sociales y políticas: decayeron las ciudades, disminuyó el comercio internacional, se redujo el uso de la moneda y la tierra quedó como la principal riqueza. También, se produjo la pérdida de autoridad de los poderes centrales y el desaparecimiento de la organización burocrática.

Frente a este escenario, los reyes dejaron en manos de los condes y marqueses la defensa de sus territorios. Y la población asustada vio que estos nobles eran su única protección. Así, lentamente, se formó un nuevo orden que recibió el nombre de FEUDALISMO.

Nació, con ello, la relación de vasallaje, en donde un vasallo se encomendaba a un señor (dominus o senior) a cambio de la concesión de un beneficio o también, para emplear el término germánico, feudo, que acabó de designar casi de manera exclusiva el beneficio en tierras. Por tanto, el régimen feudal nació de la combinación de vasallaje y feudo.

La concesión del feudo se consumaba con un solemne rito conocido como investidura. Este contrato feudal era de por vida y mediante él el vasallo prometía fidelidad a su señor y el cumplimiento de una serie de funciones en su nombre. Sus deberes más importantes eran: el servicio militar, reclutar soldados para el ejército de su señor y proveerlo de ingresos. Por su parte, el señor debía garantizar protección a su vasallo y entregarle medios de subsistencia. Con este fin, el vasallo recibía el control de un feudo, que consistía en una gran extensión de tierra, aunque también podía dedicarse a funciones administrativas y de responsabilidad, como recaudador de impuestos o agente de aduanas. De esta manera, un señor con muchos vasallos disponía de fuentes seguras de ingresos, además de un ejército.

 

Al principio, los feudos no eran hereditarios, lo que constituía una gran ventaja para el señor. Pero en el transcurso de la Edad Media, los vasallos encontraron oportunidades para convertir sus feudos en hereditarios, dejando a sus señores con un número menor para disponer como recompensa.

En cualquier caso, los poderes de los grandes feudatarios llegaron a ser tantos, que los feudos acabaron por constituir auténticos estados en el seno de las monarquías europeas.

La Sociedad Medieval:

La sociedad medieval era muy estratificada, encontrándose distintas subdivisiones  dentro de una misma clase social.

Su estructura podría compararse a la de una pirámide, aunque realmente estaba dividida en tres estamentos o grupos sociales.

El primer grupo está constituido por la nobleza guerrera. A ella pertenecen el rey y los grandes señores feudales (nobles), propietarios de extensos feudos. También podemos incluir dentro de ella a los caballeros, aunque no poseen ningún feudo y son vasallos de otro señor, ya que no tienen que trabajar y son capaces de mantener un caballo y poseen armas propias. Dentro de este grupo hay a la vez muchos niveles de poder en función del vasallaje establecido entre ellos, siendo siempre los de más bajo nivel los caballeros.

El segundo grupo estaría formado por los eclesiásticos. Este grupo a su vez puede dividirse en otros dos: Los altos prelados (cardenales, arzobispos, obispos y abades). Solían ser los segundos o terceros hijos de los nobles. También fueron en muchas ocasiones titulares de señoríos.

Los monjes y clérigos. Solían ser los hijos de campesinos libres, que buscaban en la mayoría de los casos un medio para salir de la miseria. Los monjes vivían en monasterios, que eran feudos y tenían los mismos privilegios que éstos, gobernados por un abad, apartados de la vida cotidiana y dedicados al rezo y al trabajo. En esta época, algunos eran los únicos que tenían cultura, y gracias a ellos conocemos hoy muchos libros que se encargaron de copiar e ilustrar, llamados códices. Los sacerdotes sin embargo no trabajaban, y vivían en el castillo o en la villa cercana al mismo.

El tercer grupo está formado por los que trabajan, siendo en su mayoría campesinos aunque podían practicar otras profesiones. Vivían en el castillo o en las aldeas que éste tenía alrededor, bajo la protección del señor feudal. Los campesinos formaban dos grupos bien diferenciados:

Los villanos, que habitaban las aldeas y villas. Eran hombres libres, aunque sometidos al vasallaje del señor. Cultivaban sus propias tierras o las del señor.

Los siervos de la gleba (tierra), que trabajaban las tierras que el señor o el monasterio. No eran libres, ya que no podían abandonarla nunca. Si se vendía o regalaba la tierra a otro señor o a la iglesia estos siervos eran vendidos o regalados con ella. Trabajaban solo por la comida y la casa y todo lo que producían era de su amo. Eran como esclavos.

La situación de los campesinos era dramática en años de malas cosechas, ya que el señor o el monasterio exigían siempre, por las buenas o por las malas, el pago de las rentas. Además el señor feudal (noble o clérigo) era el que impartía justicia en su feudo, con lo que nunca perdonaba y siempre que tomaba una decisión era en su beneficio. Por ello durante la Edad Media hubo frecuentes revueltas campesinas.

 

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DANIEL CASTILLO RAMÍREZ